Piojos y maltrato escolar

Piojos y maltrato escolar. Últimamente nos estamos encontrando, desgraciadamente, con muchos casos de acoso escolar. Este proviene de diversos canales (verbal, hostigamiento físico, a través de las redes sociales…), muchos de ellos fácilmente reconocibles. Otros, en cambio, no están bien identificados por las familias, y son estas las primeras que, por desconocimiento, lo acrecientan. Es el caso de los piojos, una causa de bullying que los propios padres y madres nos encargamos de alimentar.

Desde ¡Help! Piojitos somos muy conscientes de este hecho. En nuestras charlas en escuelas y colegios somos los primeros que queremos transmitir una serie de valores que sirvan para evitar situaciones de acoso escolar derivadas de la aparición de piojos y liendres. En este artículo queremos dejar clara la manera más conveniente para proceder de forma que los niños no caigan en malentendidos que terminen en un maltrato a compañeros.

¿Cuál es el problema? ¿De verdad hay maltrato debido a un caso de pediculosis?

La respuesta es sencilla pero contundente: sí. Los niños tienden a ser muy crueles con los compañeros que son diferentes (de hecho la principal causa de inicio de un caso de acoso escolar es por alguna diferencia, física o psíquica).

En el caso de los piojos esta diferencia se materializa en dos grandes puntos: la sensación de que el niño infectado es distinto porque tiene parásitos, y la posibilidad de que estos puedan infectar a sus compañeros.

¿Qué tipo de maltrato se deriva de los casos de piojos y liendres en la escuela?

Existen muchos tipos de maltrato escolar, pero en el caso de los piojos y liendres se centra en el bloqueo social y en el hostigamiento.

Bloqueo social

Los compañeros del niño infectado le hacen el vacío. Intentan que no se acerquen a ellos ni a la hora de hacer trabajos ni a la hora del recreo. Esto deriva, para el niño o niña que tiene la pediculosis, en una etapa muy dura en la que pierde los apoyos sociales ordinarios y su rutina habitual (la que le permite centrarse en el aprendizaje) se ve interrumpida. Además, el pequeño afectado suele llevar esta frustración a casa, haciendo que su actitud termine siendo menos obediente y receptiva.

Hostigamiento

Muchos niños afectados por pediculosis no aceptan el bloqueo social al que son sometidos, o directamente no comprenden las señales que les envían sus compañeros. En estos casos, aunque suele suceder en muy contadas ocasiones, son hostigados (demostraciones de falta de respeto, desprecio y desconsideración) por sus iguales. La situación puede derivar, finalmente, en una falta de comprensión de la situación por la persona afectada, pensando que ella ha hecho algo mal y que sus compañeros están actuando correctamente (lo cual es radicalmente opuesto a la realidad).

Lo que los niños ven y escuchan de los adultos es lo que hacen

No nos engañemos. El bullying y maltrato escolar derivado de un contagio por piojos proviene, principalmente, de casa. Somos los padres y madres los que alimentamos, inconscientemente, una serie de actitudes por parte de nuestros hijos o hijas que ayudan a que se den estas situaciones. Entre este tipo de comentarios podemos encontrar los siguientes:

No te juntes con este que tiene piojos

Es la más común. Cuando los padres y madres son conscientes de que en el colegio se están empezando a dar casos de infestación por piojos tienden a recomendar a sus hijos que no se acerquen a aquellos que ya están sufriendo la plaga. Es un comentario que, entre adultos, puede comprenderse, pero que los más pequeños no terminan de asimilar en su justa medida.

Tu compañero es un piojoso

Las palabras que sentido peyorativo que apuntan a una víctima solo aumentan el rechazo hacia la misma. La palabra ‘piojoso’ asocia la plaga con la persona que la padece, cuando esto no es así. No debemos olvidar que una vez eliminados los piojos y las liendres la persona que los ha padecido sigue siendo la misma de siempre.

Esto, que puede parecer una perogrullada, no lo entienden de la misma manera los más pequeños. Los niños y las niñas que llaman ‘piojoso’ a un compañero (o que escuchan llamárselo a un adulto) asocian la palabra con la persona, permaneciendo esa sensación incluso tiempo después de que la misma ya no exista.

¿Y cómo debemos actuar?

piojos y maltrato escolar

Es un tema delicado, pero si seguimos unos principios de actuación lograremos que no se convierta en un problema a largo plazo. A continuación planteamos una serie de pautas que, avaladas por psicólogos y pediatras, nos pueden ayudar a saber cómo hablar a nuestros hijos y qué transmitirles cuando hay un caso de pediculosis en la escuela.

Los piojos son algo temporal y se terminan yendo por completo

La plaga es como un resfriado: se padece, se trata convenientemente y luego desaparece. Aunque parezca un comentario sin trascendencia es importante que nuestros hijos lo tengan claro para que no hagan comentarios hirientes.

La persona que tiene piojos no tiene la culpa

Los piojos no tienen que ver con la higiene (de hecho los piojos suelen preferir los cueros cabelludos más limpios debido a que es más sencillo extraer la sangre), ni con el estatus social, ni con la raza ni, por supuesto, con la persona. Por tanto, un compañero con piojos y liendres no ha hecho nada especial para tenerlos, sencillamente se ha contagiado porque algún amigo suyo lo tenía. Simplemente.

Los temas raciales, que muchas veces se mezclan en familias en las que pueden realizarse este tipo de comentarios, son completamente reprochables. Ninguna raza está exenta de padecer piojos, y ninguna es más propensa a sufrirlos.

A los amigos que tienen algún problema hay que apoyarles

Es un valor que dura para toda la vida. Independientemente de que tomemos las medidas más adecuadas para prevenir un potencial caso de infestación, un amigo es un amigo y debemos estar a su lado si se encuentra pasándolo mal. Dejar de lado a un compañero es una solución que no es propia de un verdadero amigo, y que lo que hagamos repercutirá positivamente en ellos en un futuro.

Juega con tus amigos, pero ten cuidado de que no se junten vuestras cabezas

La recomendación preventiva que debemos hacer a nuestros hijos e hijas es, principalmente, que cuando jueguen o hagan trabajos en clase deben procurar no juntar la cabeza con la de sus compañeros, ni que compartan prendas de vestir. Esto, además, sin importar si la otra persona padece de piojos o no, para evitar que se hagan diferenciaciones. De esta manera lograremos que las probabilidades de contagio se reduzcan drásticamente, sobre todo en los momentos en los que la plaga está rondando el centro de estudios.